Base Bíblica:
“Por medio de los apóstoles ocurrían muchas señales y prodigios entre el pueblo; y todos los creyentes se reunían de común acuerdo en el Pórtico de Salomón. Nadie entre el pueblo se atrevía a juntarse con ellos, aunque los elogiaban. Y seguía aumentando el número de los que confiaban en el Señor. Era tal la multitud de hombres y mujeres que hasta sacaban a los enfermos a las plazas y los ponían en camillas para que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos. También de los pueblos vecinos a Jerusalén acudían multitudes que llevaban personas enfermas y atormentadas por espíritus malignos, y todas eran sanadas.” Hechos 5: 12-16
La expresión “todos eran sanados”, enfatizaba no solo en el poder de Dios que accionada en la vida de la iglesia primitiva, sino que, testificaba de la autoridad que ejercían aun sobre los huestes espirituales de maldad. Definitivamente que ellos eran consientes de que “su lucha no era contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. Lo más glorioso es, ¡Salían triunfantes!
El Espíritu Santo trae autoridad en la vida del creyente al invocar el nombre de Jesucristo, tal es esa autoridad, que tiene repercusiones aquí en la tierra y allá en el cielo “… Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atraes en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos”. Tanto es el impacto que aun los espíritus conocían a los discípulos de Jesús.
Nuestro liderazgo enfrenta el gran desafío de ejercer la autoridad del nombre de Jesucristo, por ello, es fundamental sumergirnos en el Espíritu Santo de Dios, solo así podemos derrotar las huestes de maldad que tienen cautivas a multitudes de almas que viven a nuestro derredor, hagamos nuestra la misión de Jesús: “El Espíritu del Señor esta sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me a enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y visita a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar en año agradable del Señor y enrollando el libro, los dio al ministerio, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en el” (Lucas 4:18-20).
7 Invocaciones para hacerse en la autoridad del nombre de Jesucristo:
1. Al ser bautizado.
2. Al ordenar la liberación.
3. Al hacer una petición.
4. Al declarar la sanidad.
5. Al hacer un ungimiento.
6. Al compartir el Rhema.
7. Al momento de hacer algo (sea de hacho o de palabra).
